“El capitán español ordenó hacer balsas y les dio batalla. Las acciones comenzaron en el agua donde las pesadas balsas se vieron en serias dificultades frente a las canoas de ligera y rápida maniobra. Alcanzada la isla, a pesar de la tenaz resistencia de los indios enardecidos por sus líderes extranjeros, cautivaron unas trescientas ‘piezas’, salvándose muy pocos, entre ellos los holandeses y el negro, que se fugaron por las pampas hacia Buenos Aires”, describe así el singular historiador argentino Juan M. Biedma en su excepcional obra Crónica Histórica del Lago Nahuel Huapí, ediciones Del Nuevo Extremo y Caleuche, 4ª edición actualizada, Buenos Aires, 2003.
Continuando nuestro periplo por el ‘concello’ lucense de Ribadeo, llegamos al paseo del ‘Faro’, en el que se encuentra el área etnográfica de ‘O Cargadeiro’, construido en los restos del viejo cargadero desde donde se depositaba en barcos aquel mineral de hierro proveniente de ‘A Pontenova’. Era en el antiguo tren que comunicaba ‘Vilaoudriz’ y Ribadeo. Cercano, el fuerte de San Damián: una construcción del siglo XVIII alzada desde las ruinas de una similar edificación del siglo XVII. En 1809 nuevamente fue destruida y, tras muchos años, abandonada. Restaurado, al fin, en las postrimerías del siglo XX, es hoy una instalación de índole municipal que recibe diversas actividades, sobre todo exposiciones temporales de arte.
“Como vemos, los españoles venían de Chile a ‘maloquear’, forma primitiva de la voz ‘malón’ que, como otras, tomaron de los indios e incorporaron a su vocabulario. Lenz nos precisa su significado: ‘campeada’, asalto por sorpresa que daban los españoles a los indios para robar y hacer prisioneros de guerra. Los indios de paz o amigos estaban sometidos al régimen de ‘encomienda’ y no podían ser reducidos a la esclavitud, pero sí se podía convertir en esclavos a los indios de guerra”, nos explica el reconocido historiador argentino Juan M. Biedma en su insoslayable obra Crónica Histórica del Lago Nahuel Huapí, ediciones Del Nuevo Extremo y Caleuche, Buenos Aires, 4ª edición actualizada de 2003.
El espléndido arenal de la costa de Ribadeo nos brinda su hermosura con una bandera azul e incluso una tarta que porta su nombre. Millares de viajeros nacionales y extranjeros se apropincuan hasta estos lares para observar las faenas de los marineros. Las rocas de la playa de ‘Las Catedrales’ –caprichosas geoformas del divino y cambiante héroe griego y mitológico Proteo– resisten frente a los crudos temporales del invierno de Galicia. ¿Quién podría evitar el recuerdo de aquel período 2013-2014, cuando tuvieron lugar un sinnúmero de daños en el litoral ribadense? Algunas zonas sufrieron las impías erosiones del impetuoso mar Cantábrico.
“La construcción de estas rudimentarias embarcaciones era muy curiosa e ingeniosos los procedimientos empleados para aprovechar los recursos naturales. Al navegarlas, Diego de Rosales pudo comprobar que, a remo y a velas, con viento favorable, la piragua ‘vuela sobre la espuma sin que la ofendan las hinchadas olas. Él fue quien nos dejó una descripción bastante detallada de su construcción”, nos explica el erudito historiador argentino Juan M. Biedma en su concienzuda Crónica Histórica del Lago Nahuel Huapí, ediciones Del Nuevo Extremo y Caleuche, 4ª edición actualizada, Buenos Aires, 2003.
¿Un monumento natural? ¿Las catedrales? Estamos en la playa de ‘A Mariña’ lucense de Galicia. Uno de los enclaves más visitados de nuestra Tierra Gallega, junto con la Catedral de Santiago de Compostela y las Islas Cíes, dentro del Parque Nacional de Las Islas Atlánticas, tanto marítimo como terrestre. He aquí una playa para visitar y, a la vez, extraviarse durante unas horas: aquellas que nos da licencia el tiempo de la “bajamar”, en medio de las rocas y las grutas, los arcos y la luz y el sonido y los contrastes con que nos obsequia este jardín de magia.
“A los fundadores de la mítica ‘Ciudad de los Césares’ también se les asigna distinto origen: incas fugitivos de Almagro, náufragos de la expedición de Simón de Alcazaba, de la del obispo de Plasencia, Gutiérrez Vargas de Carvajal (1539). El grupo inicial había sido engrosado por supervivientes de las colonias ‘Nombre de Jesús’ y ‘Rey Don Felipe’ (1583), fundadas por Pedro Sarmiento de Gamboa, y fugitivos de Osorno cuando fue destruida por los indígenas en 1599”, subraya el reconocido historiador argentino Juan M. Biedma en su insoslayable y monumental obra Crónica Histórica del Lago Nahuel Huapí, ediciones Del Nuevo Extremo y Caleuche, 4ª edición actualizada, Buenos Aires, 2003.
Caminando por las pontevedresas tierras y aguas de Poio, aflora la pregunta: “¿Era Cristóbal Colón de origen gallego?”. La tesis de que el Gran Almirante tuvo su cuna aquí, en el ‘concello’ de Poio, no deja de ser una teoría –entre otras muchas, aparte de la de Génova, bien sostenida en el tiempo– que suma más de 100 años de historia y algunos adeptos. El investigador Celso García de la Riega, junto con otros estudiosos e historiadores, hallaron en su día diversas evidencias –la toponimia, sobre todo lo demás– que engarzan al ‘elegido’ Christophoros Columbus con las tierras de Poio desde el primer momento de su nacimiento.
“Juan Fernández con certeza llegó a Nahuel Huapí y le correspondería, por consiguiente el mérito del descubrimiento del famoso lago, como capitán, en 1620. Durante muchos años este privilegio fue atribuido al capitán Diego Flórez de León, maestre de campo, caballero de la Orden de Santiago y de distinguida actuación en la conquista de Chile”, afirma el reconocido historiador argentino Juan M. Biedma en su sin par libro Crónica Histórica del Lago Nahuel Huapí, ediciones Del Nuevo Extremo y Caleuche, 4ª edición actualizada, Buenos Aires, 2003.
Continuando por las seductoras tierras y aguas del ‘concello’ pontevedrés de Poio, llegamos a Combarro, imprescindible visita para quien quiera conocer las ‘Rías Baixas’. ‘Mariñeira’ parroquia que atesora un acervo histórico y artístico que abarca toda la almendra de la antigua villa. Ved aquí señeros paradigmas de arquitectura popular gallega del siglo XVIII, el Siglo de las Luces.
Henos ahora en la esplendorosa y reposada villa de Redondela de Galicia. Si bien habitada desde inmemoriales siglos, el conjunto de las ‘rúas’ y ‘prazas’ reciben su génesis durante la época del Medievo. Por entonces, Redondela estaba dividida entre ‘Vilavella’ y ‘Vilanova’, trenzadas mediante un puente sobre el río Alvedosa. Una población de alma marinera, cuyo puerto su mayor eje era económico, hoy conocida como ‘Vila dos Viaductos’ en homenaje y recuerdo de las dos respetables construcciones ferroviarias levantadas durante la segunda mitad del siglo XIX.
“El autor de esta obra, significativo aporte al conocimiento histórico-geográfico del país, el catedrático Juan Martín Biedma, nació en Buenos Aires el 26 de marzo de 1924, hijo del eminente pedagogo don Carlos María Biedma, creador de la Escuela Argentina Modelo. Por sus aulas han desfilado generaciones de argentinos, entre los cuales incluyo hijos y nietos míos, con lo cual de su calidad de ‘modelo’ puedo dar fe, pues he visto y experimentado en familia su excepcional calidad”, escribe Armando Braun Menéndez en el ‘Prólogo a la 1ª edición’ del concienzudo libro titulado Crónica histórica del Lago Nahuel Huapí, editoriales Caleuche y Del Nuevo Extremo, 4ª edición actualizada, Buenos Aires, 2003.
He aquí el ‘Cemiterio dos Eidos’ –un bello jardín romántico– de la Villa de Redondela de Galicia, provincia de Pontevedra. Un tiempo hubo en que se tenía por costumbre enterrar los cadáveres en el interior de los templos, con la creencia de que las reliquias de los Santos los protegerían y que sus imágenes y sacros rituales, que allí se llevaban a término, ayudarían al alma a alcanzar el Cielo. Ahora bien, tal hecho tuvo, desde luego, sus detractores a lo largo de los siglos, poniendo de relieve la circunstancia de la permanente insalubridad.
“En 1582 fue fundada la ciudad de San Felipe de Lerma, que recibió del valle en que estaba situado el nombre de Salta. Las riquezas minerales de la sierra de Famatina atrajeron a los conquistadores hacia otros valles, y en 1591 se fundó La Rioja; y para vigilar la boca de la quebrada de Humahuaca se fundó en 1593 San salvador de Jujuy. No mucho antes, el cuarto ‘Adelantado’ Juan Torres de Vera y Aragón había fundado en el alto Paraná la ciudad de Corrientes en 1588”, escribe el renombrado historiador argentino José Luis Romero en su señera obra Breve historia de la Argentina, Fondo de Cultura Económica, colección ‘Tierra Firme’, edición actualizada, Buenos Aires, 2004.
El arte de pesca de la lamprea empleada en las ‘estacadas’ es la ‘fisga’ –esto es, tridente–, un arpón amarrado a una larga vara de madera que remata en una serie de dientes metálicos que permiten a los pescadores atravesar el cuerpo del ‘peixe’.